Qué rápido pasa el tiempo. Todavía recuerdas como si fuera ayer cuando su lugar favorito eran tus brazos. Cuánto ha crecido, cuánto ha cambiado, sin embargo, sigue siendo la misma.
Seguro sentiste un vuelco en el corazón y en el estómago cuando te dijo “creo que ya me vino”. Se llegó ese momento que tiene un tono agridulce. Quieres que crezca, pero también quieres que no. Tu hija sigue allí, no se convirtió en mujer. Ahora es una niña cíclica, que menstrúa por primera vez, pero sigue queriendo jugar, divertirse y soñar. Su esencia está intacta.
Tal vez necesitas respirar profundamente y dejar escapar algunas lágrimas para tomar valor y aceptar que una nueva etapa hormonal y emocional ha iniciado. Tal vez vienen a tu mente recuerdos de tu primera menstruación. Tal vez aparezcan miedos; no quieres que sufra, que tenga dolor, que sienta vergüenza, que se sienta insegura.
Es un momento especial. Ahora te necesita de una forma diferente. Acompañar la primera menstruación de tu hija es mucho más que enseñarle a ponerse una toalla sanitaria, es ser su guía mientras tú también aprendes y te transformas con ella.
Ojalá hablen mucho y muchas veces. Le den voz al cuerpo, a las nuevas sensaciones, a los sentimientos, a las emociones, a las dudas, a los temores, a los anhelos. Ojalá hablen de las primeras menstruaciones de las abuelas, de las tías, de las primas, de las amigas; de lo fascinante y desconcertante que es menstruar en esta sociedad. De cómo han cambiado las cosas y de cuánto falta por hacer para mejorar la educación menstrual.
Están a las puertas de la adolescencia. No desaproveches este tiempo. No corras. Tómate cada día unos minutos para maravillarte de la hermosa metamorfosis que está viviendo tu hija justo frente a tus ojos. Tienes la oportunidad de hacerlo diferente, de hacerlo mejor para ella, para ti y para toda tu familia.
Hablar de menstruación desde el amor y la comprensión puede marcar la diferencia en su seguridad y autoestima. Te prometo que no será tan difícil si pones el amor y la comprensión como prioridad.
No están solas. Mira a tu alrededor. Habemos muchas mujeres y profesionales para acompañarles: amigas, hermanas, primas, abuelas, psicólogas especializadas en salud emocional femenina, doctoras, maestras. Estamos aquí en comunidad para apoyarnos en cada momento especial de ser mujer.
Te dejo un poema que escribí cuando mi primera hija tuvo su primera menstruación. Me ayudó a canalizar todo lo que sentía y ahora es un recuerdo hermoso que nos une de una manera muy profunda.
Ojalá mis palabras y experiencia te ayuden.
Un abrazo desde el corazón, para todas las mamás que acompañan la primera menstruación de sus hijas.
Abrazos