Entre risas, juegos y cabellos alborotados,
no me percaté,
lo intuí pero lo ignoré.
Entre tareas, muñecas y bicis,
el cambio se iba gestando.
Entre prisas, colegio y piano,
su alma estaba cambiando.
Su cambio va más allá
de busto y caderas,
es su ser completo
que quiere romper fronteras.
Un flujo rojo apareció
a media mañana en su calzón,
y aunque paso por el útero
realmente venía del corazón
Vino desde el centro de su interior
vino a decir que SI, que acepta la invitación,
que le hace la naturaleza
de ser partícipe de la creación.
Su sangre menstrual es un recordatorio
de que ha sido escogida,
no sólo para generar sino
también para hacer florecer la vida.
Me dice que sintió miedo y emoción,
que quería que le viniera
y al mismo tiempo que no.
¿Cómo le confieso que yo tuve
la misma reacción?
Que quería que creciera
y al mismo tiempo que no.
Imagino todo lo que ha de vivir
amor, ilusión, lucha y dolor
pero estoy tranquila
porque confío en la fuerza
que habita es su interior.
Claudia Moscoso